RECHERCHES

Installation Ouverte

Une recherche corporelle en action et dans l’instant, c’est une création d’espaces et de contre-espaces, une exploration de la frontière entre soi-même et l’autre, les autres. Jeux de déplacements, dialogue des matériaux, lignes et croisements entre trois corps -le corps danseur (Luiza), le corps comédien (Carlos), le corps chorégraphe (Scheherazade)- se nouant et se muant dans diverses dimensions, toujours inattendues.

Qu’advient-il de la trace corporelle dans la solitude ? Que peut-il en être, de ce ges­te, si, coupé de l’autre, nous ne bougeons plus avec, ni pour, ni par son énergie ?

RECHERCHES

™ Mi cordón umbilical

Tal vez mi afición por el fútbol y por la anatomía se unieron cuando papá ofreció como primer regalo de mis buenas calificaciones, un hermoso baúl en vidrio que contenía mi cordón umbilical.  Me generó la misma emoción, que años antes sentí cuando ganó el Independiente de Avellaneda y yo gritaba feliz pizzáaa con tono de goóóol desde el vientre de mi madre, quien se las arreglaba para partir en trozos iguales, sin cuchillo la pizza tamaño familiar.  Para contribuir a la confusión general, me obstinaré en el conflicto de la complejidad, esa que nace en la placenta.

RECHERCHES

En la sala

de un hospital a las 9 y 43 nació Simón, canta Willie Colón, pero esto pasó en la sala de espera de un avión, cuando estaba soñando en la sala de mi casa.

Se escuchaba de fondo amó ató, matarile rile ró, cuando el llanto de una niña corría por las arrugas de una vieja, « where are we ?» preguntó a sus soledades una y otras veces y el eco de ese plural se conjugaba en singular.

Frente a su pantalla la vieja escribe: ¿Cuál es el tamaño del espacio interior?  ¿La noción del espacio?  Quizá no pasa por la noción, o no sólo, la proximidad entre interiores también pasa por lo táctil, por el otro, por las relaciones entre los  tejidos,  no sólo por imágenes, relieves, texturas, incluso no sólo por la escultura social, pasa por dimensiones íntimas, sensaciones de una cosmogonía vital.

Abre otra ventana y escribe: COSTURERAS DE NUESTRA TIERRA, es un libro de mujeres zapatistas que tejen los hilos entre la palabra viviente y la palabra encarnada. Todos los atardeceres mientras bordan blusas ellas platican de las problemáticas del pueblo, y así entre los colores que entretejen una especie de mándala hecho parche que bordan a la altura del corazón, como un hábitat para las arterias, deshilachan los problemas  de la comunidad para continuar con la construcción de su clínica.

Una ventana más donde escribe: Los matemáticos somos esas personas que pasan mucho tiempo trabajando para hacer las cosas más sencillas, en realidad para trabajar lo menos posible.

El ritmo de la evocación, o un pedazo de H20 suspendido

Una gota

La espera de la gota

La ausencia de la gota

La gota que cae sorpresivamente

Cae en el sonido

Cae en el gong,

En las bocinas el gong amplifica el ruido, cae antes de caer….

Es el resentir de la repetición de la desaparición

Regresa a la primera pantalla y escribe: Por ejemplo se habla distinto desde las zapatillas, la voz cambia con un pie desnudo, y no es porque está sin escondite, es porque está en una relación distinta con la tierra, en otra verticalidad con el cielo.

Abre una ventana más prometiéndose que será la última y escribe: PASAJEROS DE LA VIDA.  Las diferencias de la espera son tantas como el abanico para transitar.  La espera es un espacio para el lugar.

Ya se está recriminando haber dicho que era la última ventana, ese es el problema con la autocrítica en voz alta (bueno con registro), que los demás se la creen y si moverse una ya es de por sí harto difícil, mover al otro de un  imaginario individual es cuasi la construcción de una arquitectura emocional invisible.

Entonces, buscándose espacio vuelve a la segunda pantalla y agrega: Esa clínica que en el marco donde será la puerta un adulto con letra de niño ha escrito, “Todos somos diferentes ergo todos somos iguales”.  Ahí escrito con gis en un lugar que todavía no es, ya se lee la importancia de la singularidad, pero que no queda ahí, que es la inclusión del otro que a la vez soy yo, dichosa otredad.

Un avión despega, en el aeropuerto y en la computadora de la sala, el sonido soñado y el ruido en mi sala se encuentran.

RECHERCHES

Cuántas veces me mataron y sin embargo estoy aquí resucitando

« Cuántas veces me mataron, cuántas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando… » canta la Negra Sosa

« J’ai tué Scheherazade », pero lo importante no es el asesinato, ni que yo la haya matado, lo importante es lo de menos. Es lo de menos que me haya tocado a mi matarla, una casualidad, casi una coincidencia.  Como mi tata diría:  « yo no creo en las brujas pero de que existen, existen ». Pero decía que el hecho es lo de menos y no, porque la muerte es un hecho social, público, mientras que el asesinato es individual por lacerante, casi íntimo como inconexo, y entonces así sí, lo de menos es lo demás.

No he llegado más que a soñar en plena ceguera, pff y ahí otra vez aparece mi cuerpo colonizado, el imperio de la vista. ¿Por qué ceguera? ¿Por qué no sordera o la pérdida del sentido del tacto o del gusto?

Tengo tesis sin hipo.  Es decir, sostengo que « el cuerpo es el dispositivo ». Y agregaría punto final con todas sus letras.

Nadie sabe lo que puede un cuerpo, diría Spinoza. Sin relación no hay cuerpo?

Soy una amante de los procesos, de los puntos suspensivos sí, en la acción, en la ejecución, en el cuerpo viviente.  Cuando lo pongo en letras, no paso de ser una inocente provocadora, de permitirme mis adjetivos críticos.  Cuando dejo que las letras escurran por el cuerpo no logró superar conflictos duales, enunciados de causa y efecto, contradicciones constantes en direcciones perfectamente contrarias, paradojas eternas, dialécticas necesarias.  No quiero el hilo negro, sé que busco el hilo transparente sé que lo mío, lo mío, es la búsqueda de esas trascendentales inutilidades, pero esa certeza no alcanza para deshacer, deconstruir el típico planteamiento del eterno retorno, de la insuperable nostalgia a la búsqueda primera, al origen, al cuerpo natura, a mi cuerpo ritual, rrrrrrrrrrrrrrrrr grrrrrr!

Íntimo, íntimo, lo más interior, ahí donde se rompen los límites y ya no hay interior ni afuera. Mueren las letritas, retornamos a los rrrrrrrrrrrrrrrrr grrrrrr!

Amarrada en mi mismo planteamiento, condicionada de mi particularidad no logro un planteamiento realmente corpoexógeno, una hipótesis del inHilio al exilio realmente. Me doy rabia.  No puedo ir más allá de mi, de mi planteamiento mismo, no me alcanza la experiencia, no me alcanza el entendimiento, no me alcanza la vivencia pero sobre todo no me alcanza la claridad de lo incierto. Eso, necesito un presentimiento que pase del impulso y sin razón se haga una razón de búsqueda.

Mi propuesta de tesis de maestría no puede ser la misma frase que hace como una docena de años, al salir de la piscina (así sin el camino en el movimiento que ahora tengo) dije: « la resistencia nace en el cuerpo ».  ¿Tantas vueltas para llegar al mismo punto? Nombre, no puede ser, que los saberes, la consciencia que además planteo justo como el verdadero motor de dirección, no me lleve a otro sitio, carajo.

Disculpen mi laberinto, estoy extraviándome en voz alta.  Ojalá fuera más que un hurgar, doy vueltas en la misma línea, doy vueltas a la misma línea, doy vueltas desde la misma línea, y aunque sueño con las curvas de visibilidad (no con las curvas de enunciación) aunque sueño con lo visible de lo invisible y sus deconstrucciones, aunque voy del sujeto al objeto dialécticamente, a pesar de eso estoy sin sentido y con todos los sentidos encerrada del círculo a la línea y también geoviceversa.

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Escaleras

Las CAÍDAS entre escalón y escalón nacieron escuchando los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, México.  Recuerdo intentar treparme al escalón de un microbús en avenida Tlalpan, mientras daban las noticias de cuerpos de mujeres desaparecidos, me acuerdo que un tobillo se me torció y que no pude sostener el paso, resbalé.

En el recorrido diario, los tres pisos de escaleras de mi departamento en Xochimilco, el córrele de escaleras para transbordar en las estaciones del metro, el ir y venir de una universidad a otra, ahí, en cada escalón me seguían zumbando las imágenes de algunas partes de cuerpos encontrados; mujeres quemadas, mujeres mutiladas, y creo ese un primer hilo, quizá.

Las escaleras, esa cosa del sube y baja gracias a un escalón, las escaleras de entrada -o de salida- te llevan a algún lado, aunque sea a ellas mismas, a una misma, y luego de ahí el trastabillar es inevitable, y alguna vez, algunas veces la caída te toma.  Me gusta esta cosa de ir y venir, del cambio de perspectivas, y la escalera lo da. La escalera es una invitación al movimiento?

A veces no se tiene que ver toda la escalera, no hay necesidad. Dicen, que basta tan sólo con subir el primer escalón; muchos apuestan que vale más la pena descender uno.

Ahora busco el caer, más que la caída; cómo los líquidos se azotan con los órganos al tirarme, cómo al arrojo no me deshago de mi, y ese “estar” tan contrario en si mismo. Busco el resonar interno para encontrar el silencio de las carnes, para congelar la caída adentro.

Es una búsqueda constante, quizá no salga nada más que eso, una gran colección de tiradas por doquier.

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